“De una manera u otra somos partes de una sola mente que todo lo abarca, un único gran hombre” (C. G. Jung).

Los arquetipos de marca se basan en patrones de conducta y emociones universales que todos compartimos, independientemente de nuestro género, cultura, edad o religión. Estos modelos reflejan tendencias profundas de la psique humana, como nuestras debilidades, miedos y aspiraciones más comunes. Esta idea ha permitido desarrollar arquetipos que son un recurso valioso en branding, al ayudar a construir identidades de marca que conectan emocionalmente de manera auténtica y significativa.

Carl Gustav Jung, creador de la Teoría de los Arquetipos, identificó 12 perfiles universales que encapsulan estas características esenciales. Aplicados al branding, estos arquetipos permiten a las marcas transmitir una personalidad consistente, generando afinidad y diferenciación en el mercado.

Los arquetipos de marca son, por tanto, modelos de personalidad que ayudan a construir una identidad de marca coherente, atractiva y profundamente conectada con sus audiencias...


Los Arquetipos son:

Inocente

Explorador

Sabio

Héroe

Rebelde

Mago

Amante

Bufón

Cuidador

Creador

Gobernante

Hombre común


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Tu marca, sea personal o comercial, debe tener un arquetipo dominante y rasgos de uno o máximo dos arquetipos secundarios.

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El arquetipo de marca nos ayuda a definir una posición competitiva clara, construyendo valores y una personalidad sólida que se reflejan en todos los aspectos de la marca, desde los colaboradores hasta los clientes y proveedores. A partir de estos arquetipos, es posible construir una personalidad de marca, ya sea personal o comercial, que sea auténtica y coherente.

Los arquetipos deberían ser una herramienta fundamental en los procesos de branding (construcción de marca), ya que, al final, lo que buscamos es crear una conexión genuina entre personas y marcas, uniendo sus historias y esencias.